• La ordenación numérica se realiza siguiendo una secuencia correlativa de números que suele hacerse coincidir con el número de registro de los documentos, que se van colocando según el orden de llegada a la biblioteca. Este tipo de ordenación es apropiado para los depósitos.
  • La ordenación cronológica se deriva de la anterior: el tejuelo presenta el año de ingreso y el número que corresponde a ese número.
  • La ordenación sistemática ordena los fondos siguiendo un sistema de clasificación bibliográfica previamente establecido que permite reunir los recursos según su contenido. Este es el sistema más utilizado en las bibliotecas con libre acceso. Dependiendo del grado de especialización se usará una clasificación más amplia o más abreviada para la ordenación. En España se utiliza la Clasificación Decimal Universal (CDU), junto a las tres primeras letras del nombre del autor y las tres primeras letras del título del recurso.
  • La ordenación por grupos o por centros de interés sobre un mismo tema consiste en reunir obras que tienen el mismo tema bajo distintos puntos de vista, permitiendo reunir documentos en distintos soportes. Es un sistema de ordenación no técnico, fácil rápido, que se usa sobre todo en bibliotecas de tipo general donde los usuarios van sin un plan de búsqueda preestablecido.
  • La ordenación alfabética es un complemento de la sistemática en las bibliotecas públicas. En el caso de las obras literarias la notación de la CDU se sustituye por las letras N (Novela), P (Poesía), T (Teatro), etc.
  • La ordenación por formatos se recomienda en bibliotecas con poco espacio, que tienen documentos con formatos muy diferentes.
  • La ordenación por colecciones se utiliza cuando la biblioteca tiene alguna colección que tiene la suficiente identidad como para mantener agrupados todos los recursos que la componen. De esta manera no se dispersan los recursos de esa colección determinada. Se utiliza en bibliotecas de investigación con fondos históricos provenientes de donaciones importantes y también es muy frecuente en las secciones infantiles de las bibliotecas públicas, pues la colección es un elemento identificador de las obras para el público infantil y juvenil.
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