Para que una biblioteca funcione ha de estar ORGANIZADA. Es necesario que todos sus recursos tengan un orden para que los usuarios/as podamos acceder a ellos con rapidez.

El tratamiento técnico que se aplica a los recursos para que estén organizados y se puedan localizar fácilmente debe estar en consonancia con el de otras bibliotecas, de modo que el usuario/a que aprenda a “moverse” en una biblioteca, esté aprendiendo a ser usuario de cualquier otra (teniendo siempre en cuenta las peculiaridades que son propias de cada tipo de biblioteca), incluso fuera de España. De ahí que haya una serie de convenciones, de acuerdos internacionales para ordenar los recursos, como por ejemplo la Clasificación Decimal Universal (CDU) o las Reglas de Catalogación.

El proceso técnico es el tratamiento que hay que hacer a los recursos, sea cual sea el soporte de estos, desde que llega a la biblioteca hasta que se pone a disposición del usuario. Es necesario tener centralizada la información de cada uno de los recursos, para que cualquier persona pueda localizarlos. Este proceso técnico se enmarca dentro de las fases u operaciones de la cadena documental: la selección, la adquisición, el tratamiento técnico (registro, sellado, clasificación, catalogación), búsqueda y recuperación del recurso, y difusión.biblio281

En Biblioposiciones te iniciamos en el mundo de la catalogación. Una vez domines la creación de registros de recursos monográficos impresos tendrás todas las claves para aprender a catalogar los demás tipos de recursos. Catalogar es, básicamente, describir cada uno de los recursos que llega a nuestra biblioteca, es decir, crear un registro donde anotamos los datos fundamentales con el fin de acceder a él fácilmente. ¿Qué son los datos fundamentales de un recurso? Básicamente el autor, título, editorial, año de publicación, colección, descripción física, el ISBN y la CDU. El registro y la signatura topográfica, así como la materia del contenido, son otros datos necesarios para poder recuperar un recurso.

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